
Sinopsis
Los ecos son formas. Sus cuerpos habitan suspendidos en un tiempo fracturado que transita entre la penumbrosa Quinta del Sordo, última morada de Goya en España, sus Pinturas Negras, y una nube que intenta transformarse caprichosamente, sin lograrlo, en el artículo 49 de la Constitución Española. Entre lo íntimo y lo universal, se evoca un espacio donde las sombras de la exclusión y la promesa de equidad se enfrentan. Los movimientos trazan paisajes de lucha, revelando las ironías de un presente que aún silencia a quienes buscan ser visibles.
Un perro semihundido observa desde su pintura. Su mirada respira entre las ironías de una sociedad de seres y ambientes creativos que lo rodean, en un espacio donde la conciliación, la burla o la ironía del tiempo siempre nocturno se entrelazan. El acto de creación en el aislamiento se convierte en una metáfora de aquellos que, como Goya en su quinta, resisten desde los márgenes y transforman la ausencia en memoria viva para navegar entre promesas.
Las bases proyecto
El Artículo 49 de la Constitución Española proclama la «plena integración de las personas con discapacidad en igualdad de derechos».
La Quinta del Sordo, última residencia de Francisco de Goya en Madrid, ha pasado a la posteridad porque Goya representó en algunas de sus paredes internas sus famosas Pinturas Negras, consideradas por algunos críticos la Capilla Sixtina de la pintura moderna. La casa fue demolida en 1909.
Las célebres Pinturas Negras fueron trasladadas a lienzo en el siglo XIX, cuando el barón Fréderic Émile d’Erlanger, que compró la propiedad en 1873, decidió despegarlas del muro. Fueron expuestas con escaso reconocimiento en la Exposición Universal de París de 1878 antes de ser legadas definitivamente al Prado en 1881. Las pruebas radiográficas han revelado que debajo de estas pinturas había otras de temática paisajística. Cabe la posibilidad de que Goya cambiara esta actitud bucólica hacia los paisajes al ver de cerca la muerte tras su enfermedad de 1819, y aprovechase el Trienio Liberal (1820-1823) para ajustar cuentas con las viejas lacras que asolaban España, como la Inquisición, la superstición o la miseria del pueblo